DIC. 9, 2025 14:52:46
Las cinco lecciones que nos han enseñado los mercados en este 2025
"Los aranceles del Día de la Liberación, las guerras en Oriente Medio y Europa del Este, las preocupaciones sobre el impacto a largo plazo de la inteligencia artificial (IA) en el empleo, el galopante endeudamiento público y los presupuestos tensionados, y el debate sobre burbujas bursátiles no parece especialmente favorable para los inversores. Sin embargo, muchos mirarán atrás a 2025 con satisfacción", afirma Russ Mould, director de inversiones de AJ Bell.
Y es que "las acciones, los bonos y las materias primas han registrado rentabilidades positivas, en distintos grados, y las expectativas de recortes de tipos, una inflación que se enfría y un crecimiento económico estable (aunque no espectacular) permiten cierto optimismo de cara a 2026", destaca el experto, que no obstante avisa de "las turbulencias en el mercado de criptomonedas y los repuntes continuados del oro y la plata", ya que "podrían ser presagios de mayor volatilidad en el próximo año".
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En su opinión, "merece la pena reflexionar sobre lo ocurrido en 2025 y por qué", y también sobre si las cinco lecciones que nos han enseñado los mercados este año "pueden mantenerse en 2026 y más allá".
1. Las preocupaciones por los aranceles y el comercio se dispararon
Tal y como recuerda Mould, "el episodio de volatilidad de abril, tras los primeros anuncios de aranceles del Día de la Liberación por parte del presidente Donald Trump, no duró demasiado, y quienes compraron en la caída fueron recompensados", y es que las bolsas globales "se aceleraron cuando Trump retrasó la imposición de aranceles hasta agosto, firmó acuerdos individuales con determinados países y luego volvió a suavizar su postura en otoño con una serie de acuerdos con exportadores de alimentos del Caribe y Latinoamérica".
"Con razón o sin ella, los inversores en renta variable parecen cómodos con la idea de que el impacto sobre el crecimiento, los flujos comerciales globales y los márgenes corporativos será, como mucho, modesto, aunque está por ver si las empresas empiezan a trasladar posibles aumentos latentes de precios el año que viene", apunta el experto de AJ Bell.
Tal y como destaca, aunque "sigue sin estar claro qué significarán los aranceles para el comercio, los beneficios empresariales y los precios en 2026", lo cierto es que "los mercados parecen convencidos de que lo peor ya pasó".
Por eso, "cualquier ralentización inesperada del crecimiento, presión sobre los márgenes o persistencia de la inflación podría ser una desagradable sorpresa".
2. Los mercados emergentes resurgieron con fuerza
Por otro lado, en 2025 los mercados bursátiles con mejor rendimiento han sido los de Corea del Sur, Grecia, Sudáfrica, Polonia y Chile. "Debido, en gran medida, a la influencia del todopoderoso mercado estadounidense -que ahora representa alrededor de dos tercios de la capitalización bursátil global-, los mercados desarrollados han superado ampliamente a los emergentes durante casi dos décadas, desde la Gran Crisis Financiera. Sin embargo, Taiwán y Corea del Sur ofrecen exposición a la IA a través de sus fabricantes especializados de chips, mientras que otros mercados emergentes ofrecen exposición a materias primas, especialmente Chile y el cobre", destaca Mould.
Además, remarca que "la perspectiva de un giro político hacia la derecha en Latinoamérica también está mejorando el sentimiento, y el prolongado periodo de bajo rendimiento ofrece valoraciones más atractivas que las disponibles en EEUU". Todo eso, sumado a las expectativas de estímulos fiscales y monetarios continuados en China y Hong Kong para combatir los efectos de la crisis inmobiliaria, hizo que los mercados emergentes resurgieran con fuerza en 2025.
"Habiendo superado su propia crisis de deuda a finales de los 90, muchos mercados emergentes tienen ratios de deuda/PIB más bajos que los desarrollados", destaca el experto, que apunta que "en muchos casos" también actuaron "más rápido para frenar la inflación a comienzos de la década, lo que les da más margen para estímulos monetarios en forma de recortes de tipos".
Según Mould, "una debilidad prolongada del dólar sería un impulso adicional, ya que aliviaría la carga de la deuda denominada en dólares".
3. La renta fija volvió a estar de moda
Tal y como apunta el experto de AJ Bell, "tras un 2024 débil, la renta fija volvió a cobrar protagonismo en 2025, conforme los inversores reaccionaron a los recortes de tipos y descontaron más relajación monetaria de cara a 2026".
El analista afirma que ese relajamiento monetario, junto con la percepción de que el pico inflacionario ya quedó atrás, "animó a los inversores a buscar rendimiento". "La ausencia de shocks de crecimiento global -salvo quizá una semana en abril- también incrementó el atractivo de los bonos corporativos con grado de inversión y de alto rendimiento".
En su opinión, si hay nuevos recortes de tipos, además de los 126 ya aplicados en 2025, eso podría ayudar en 2026. "Pero cualquier persistencia inesperada de la inflación sería un desafío para la deuda soberana, la deuda con grado de inversión y la deuda corporativa".
Además, apunta que "los 'vigilantes de bonos' siguen observando con preocupación los elevados niveles absolutos de deuda pública en occidente, lo que podría continuar presionando a la deuda soberana, aunque la sospecha persistente de que los bancos centrales podrían volver a políticas de tipos cero (ZIRP) y QE en caso de turbulencias podría contrarrestar dichas preocupaciones".
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4. El petróleo cayó
"Ni las guerras en Europa del Este y Oriente Medio, ni las sanciones a grandes productores, ni la ausencia de shocks económicos ayudaron al petróleo a subir", comenta Mould, que recuerda que el Brent alcanzó un máximo ligeramente superior a 80 dólares en enero y luego cayó durante el resto del año, "presionado por aumentos de producción de la OPEP+, la preferencia del presidente Trump por un precio bajo del petróleo para permitir que la economía estadounidense 'funcione caliente', y el impulso continuo hacia los objetivos de emisiones netas cero para 2050 del Acuerdo de París".
De hecho, destaca este experto, "ni siquiera una postura menos bajista de la Agencia Internacional de la Energía (AIE) ayudó, pese a que este organismo reconoció que su previsión de pico de demanda de petróleo para 2030 podría ser errónea si el consumo actual continúa sin cambios y los países no hacen más para cumplir sus compromisos".
Con este panorama, Mould apunta que la caída del petróleo "ha hecho que los inversores vuelvan a plantearse si los activos petroleros acabarán convertidos en 'activos varados', con un valor mucho menor al esperado", lo que ha llevado a muchos a evitar a compañías del sector, "pese a sus generosos dividendos y, en muchos casos, programas de recompra igualmente generosos".
"Esta falta de interés refleja la expectativa de que las renovables liderarán el suministro energético, y el riesgo de que los gobiernos sigan aplicando impuestos elevados si los beneficios petroleros continúan siendo altos por más tiempo del esperado", añade el analista de AJ Bell.
Cree, de hecho, que "las grandes petroleras han captado el mensaje y están limitando sus presupuestos de inversión". "Si la demanda de petróleo sorprende al alza -como sugiere la AIE-, la oferta podría crecer lentamente y los nuevos proyectos tardarán tiempo en entrar en funcionamiento, incluso mientras la demanda energética mundial sigue aumentando durante la transición", comenta el experto.
Y esto "podría reactivar el interés por los activos de hidrocarburos y elevar los precios de las materias primas, especialmente si la inflación se mantiene rígida o el aumento de la deuda occidental lleva a los inversores a confiar más en los 'activos duros' que en las 'promesas de papel', como el efectivo o los bonos".
5. El oro y la plata brillaron más que nunca
Por último, Mould comenta lo ocurrido con los metales preciosos. "El oro y la plata atraviesan su tercer mercado alcista", apunta el experto, que indica que "algunos buscan metales preciosos como protección contra la inflación", mientras que "otros lo hacen por temor a la devaluación monetaria si los bancos centrales recurren a la represión financiera -tipos cero (ZIRP) y QE- para lidiar con la deuda en la que están inmersos".
"Otros simplemente buscan un refugio en un contexto de incertidumbre geopolítica, reforzada, según algunos, por la política exterior de la Casa Blanca", añade el estratega de la firma británica, lo que se suma a "una fuerte subida en muchas clases de activos financieros, a pesar (o quizá gracias a) la combinación incómoda de apalancamiento, complejidad y opacidad en ciertos casos".
Mould cree, no obstante, que "el interés en ambos podría enfriarse si el escenario ideal para los mercados -inflación más fría, crecimiento estable y tipos más bajos- se cumple y los bancos centrales demuestran tener la situación bajo control".
"Por el contrario, cualquier desviación de ese camino, y cualquier sensación de que los bancos centrales no controlan totalmente la situación, o que podrían arriesgarse con la inflación manteniendo tipos bajos para ayudar a los gobiernos a gestionar su deuda, podría impulsar aún más al oro y a la plata" en 2026, concluye.